La Siberia. Mucho que Celebrar


El pasado mes de Junio tuvo lugar en París, la designación de Reserva de la Biosfera por la UNESCO, del territorio de los 11 pueblos de La Siberia Extremeña adscritos a la Candidatura, tras un arduo trabajo de cinco años.

Cuentan los más implicados, que durante esos años, hubo muchas noches de insomnio, charlas y debates que se alargaban hasta altas horas de la madrugada, con acuerdos y desacuerdos, en todos los pueblos de La Comarca. Y que fue a través de esos acercamientos y tiranteces como se dieron cuenta de la gran implicación que existía.

El Secretario de Estado de Medio Ambiente, en su discurso del Acto de entrega del Título, destacó esa implicación de las siberianas y de los siberianos, pocas veces vista en otros territorios. Y su explicación la dio el Presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fdez Vara. Algo tan simple, como que aquí, en Extremadura, todo nos cuesta el doble. Por eso, cuando conseguimos algo, es normal que la felicidad se nos note en la cara y nos echemos a la calle.

Pero la Reserva nace con el tendón de Aquiles maltrecho. Algo en lo que se hizo hincaré en el acto de entrega del Título y en lo que se seguirá haciendo hincapié hasta que la fiesta pueda ser completa. Que no es otra cosa que algo de lo que ya hemos hablado en este blog. La conversión en autovías de la N-430 y la N-502.

Mientras eso ocurre, es momento de aprovechar el significado de este reconocimiento y empezar a ejecutar los planes previstos, para que La Siberia, de una vez por todas, deje de ser, ese lugar casi desconocido de Extremadura que, desmesuradamente, comparte nombre con la región del Oriente ruso, donde no llegaba el Transiberiano. 

La Siberia Extremeña está en su punto. Con su entorno natural limpio y libre de polución humana como hace 50 años, pero actualizada y globalizada a 2019. Gracias a movimientos como el de la Candidatura a Reserva de la Biosfera, desde los centros de desarrollo rural, desde las áreas de turismo y sostenibilidad de ayuntamientos voluntariosos, desde la iniciativa privada de pequeñas y medianas empresas, y desde la implicación ciudadana.

Hasta hace poco tiempo éramos moradores de un microcosmos hermético, profundo y oscuro, donde solo había: caza, gastronomía ancestral, y tradiciones religiosas, a ojos de los demás. Las voces discordantes, deben pensar en ello.

Somos ciudadanos de una Región abierta en el Centro de la Península Ibérica, al Sur de Europa. Hijos de nuestro tiempo, con importantes inversiones en cultura, talento y deporte. Con las limitaciones propias de presupuestos ajustados a una población escasa y dispersa en un área enorme. Pero también único y envidiable, ahora puesto en el Mapa.


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